martes, 6 de marzo de 2012

Traductores y correctores

He trabajado como traductora especializada en medicina y farmacia durante casi una década. Como me gusta estar en contacto con otros compañeros de profesión, he sido miembro de una asociación internacional de traductores y redactores médicos casi desde mis primeros pasos en este mundo. Ha sido muy enriquecedor asistir a la gran cantidad de debates terminológicos que han tenido lugar durante todo este tiempo. Sobre todo, siempre me ha llamado la atención la capacidad para acuñar entre todos los participantes un término o una expresión en español que designe una nueva realidad en la industria médica y farmacéutica.

Dejando aparte las preferencias de cada cliente, hay cuestiones en las que se ha llegado a un criterio común. Entre otros, el caso del que quiero hablar hoy: el nombre de instituciones en inglés debe ir siempre en cursiva. Pongo un ejemplo: «La Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts (University of Massachusetts Medical School, UMMS) inaugurará el curso académico el catorce de septiembre».

Durante todos mis años de traductora, esta ha sido una norma que nunca he visto poner en duda, ni por parte de otro compañero de profesión ni por parte de ningún cliente.

Hace unos meses, entré a formar parte de una asociación que representa a correctores y editores, algunos de gran renombre. Un día, en el foro terminológico de la asociación, una socia pidió que le confirmaran si los nombres de instituciones en inglés debían escribirse en cursiva o en redonda. Estaba preparándome para responder mientras pensaba «esto sí lo sé» cuando empezaron a llegar correos de otros correctores confirmándole tajantemente que, puesto que era un nombre propio, debía ir en redonda. Es decir, todo lo contrario de lo que los traductores —al menos los que yo conozco— hacen en su trabajo cotidiano.

Ambas posturas tienen argumentos a favor y, como me dijo en mis comienzos una traductora mucho más experimentada que yo, no importa la norma que sigas siempre que tengas argumentos para defenderla. Ahora solo me queda decidir si seguiré prefiriendo la norma a la usanza de los traductores o si utilizaré una u otra dependiendo de la faceta profesional que esté desplegando en cada momento.

5 comentarios:

  1. Difícil me parece el trabajo de traductora y además especializada en medicina y farmacia, algo muy complicado. Ya dirás que decides.

    Besitos

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    1. Gracias, Elysa. Me parece que dependerá de la línea editorial del cliente. Un abrazo.

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  2. Esa norma de los traductores no es correcta ortográficamente: si se fuera coherente, habría que poner en cursiva también los nombres propios de persona, los topónimos, los nombres de marcas, etcétera. Absurdo, pues. Lo único correcto es ponerlos en redonda, caiga la tradición que caiga.
    Salud.

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    1. Gracias por el comentario. Está claro que procedes del mundo de la corrección. Me gustaría conocer también la opinión de algún traductor que pueda dar sus argumentos, pero me temo que no hay muchos en la sala.

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  3. Hombre, argumentos como tales los traductores no te podrán dar, porque es una cuestión ortográfica bastante clara. Ahora bien, siempre se puede apelar a la tradición y al «me lo han enseñado así».
    Ánimo ;)

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